Cinco pautas para superar la tristeza y el desánimo

¿Crees que debemos luchar contra la tristeza sí o sí? Una cosa está clara, no hemos venido a este mundo a sufrir. Nuestro objetivo último es desarrollarnos plenamente como personas, y en este sentido la tristeza no deja de ser un lastre que nos impide ser felices.

La tristeza te impide disfrutar de tus logros del camino hacia tus nuevos objetivos. Elimínala para siempre de tu vida.

No nos estamos refiriendo a un estado de ánimo, la melancolía, o algo pasajero. De hecho, de forma natural, todos experimentamos fluctuaciones en nuestro tono emocional que pueden estar provocadas por aspectos fisiológicos, nuestras relaciones sociales, tendencias sociales, acontecimientos que suceden en la vida…, pero sin duda se trata de situaciones pasajeras.

El problema es cuando esa sensación de tristeza dura más de la cuenta, y no es achacable a un periodo en que tenemos un tono emocional más bajo. Ningún estado de ánimo dura varios meses… Ahí debemos empezar a luchar, y si no podemos, pedir ayuda a un amigo, un familiar, un especialista.

¿Qué debemos hacer frente a la tristeza?

El primer paso que debemos dar es tomar la decisión de que, efectivamente, esa vida no es la que queremos. A partir de ahí, hay que tratar de identificar la causa de esa tristeza:

•    A veces, la tristeza está justificada (por ejemplo en casos de pérdida de un familiar, o de una ruptura de pareja), y ante eso, poco podemos hacer. Si es así, aceptemos la tristeza; lloremos si es necesario, busquemos un apoyo emocional, tomemos consciencia de lo que nos está ocurriendo, y démosle un tiempo. Pero no mucho tiempo, es necesario remontar la situación lo más pronto posible.

•    Otras veces, somos capaces de identificar claramente cuál es la causa de la tristeza, y sabemos que podemos intervenir o actuar sobre ella para solventar la situación; por ejemplo, si tuvimos una discusión con la pareja, pedir disculpas y conversar con él o ella hará que nos sintamos mejor.

¿Cómo podemos superar la tristeza?

Sea cual sea su causa, la mejor opción es buscar apoyo en nuestra familia y amigos.

•    Manifestemos la tristeza. La falta de expresión de nuestra tristeza hace que aumente su intensidad, y nos priva de obtener el apoyo social.

•    Evita caer en la trampa de los pensamientos repetitivos en torno al problema, y busca soluciones.

•    Actúa decididamente…, aun cuando creas que no consigues nada. La actividad física potenciará tu alegría.

•    Realiza actividades sosegadas y que te gratifiquen.

•    Reflexiona sobre tu forma de enfrentarte a las cosas y empieza a cambiarla.

La tristeza sin motivo es la antesala de la depresión.

La tristeza a la que no sabemos ponerle motivos, es en muchas ocasiones el primer síntoma de la depresión. Y entonces estamos hablamos de cosas más serias, no de estados de ánimo o melancolías románticas y pasajeras.

La depresión parte de una tristeza generalizada, pero su destino es una ruptura del funcionamiento habitual de la persona. La tristeza extrema y profunda, alimentada por los pensamientos negativos sobre el pasado, el presente y el futuro genera un enorme sufrimiento, aun cuando la persona no sabe explicar cuál es la causa.

Las personas con depresión se sienten agotadas, apenadas, doloridas sin causa médica, se vuelven lentos, adormecidos, sin voluntad para llevar a cabo las tareas diarias, desvinculándose del mundo real… y por supuesto, viendo que la vida pasa a su alrededor sin disfrutarla.

Tus metas deben ofrecer una estrategia para prevenir y contrarrestar totalmente la tristeza. Utiliza el poder de tus pensamientos y sentimientos para expulsar la tristeza de tu vida de una vez por todas.

Que Dios te llene de energía positiva para que todos los días sientas un mayor bienestar. Ten la generosidad de visitar este sitio web: http://tinyurl.com/7qra8lp

Luis Carlos Lamadrid, investigador científico de la superación personal.